Si usted creía que la crueldad humana tenía un límite, les aseguro que se sentirán defraudados, cuando lean las informaciones en los medios de comunicación, que cuentan con todo lujo de detalles el cruel martirio y asesinato del ciudadano iraquí Baha Mousa. Y digo martirio no como algo exagerado o manipulativo, sencillamente esta víctima inocente sufrió en sus carnes la sádica y mortífera cantidad de 93 terribles heridas, a cual más grave y dolorosa. ¿Y cual fue el crimen de esta persona? Pues ninguno. Baha era un humilde trabajador que trabajaba en el Hotel Habitan de la ciudad iraquí de Basra.
Una investigación británica llevada a cabo por el juez Sir William Gage determinó que un ciudadano iraquí detenido por fuerzas británicas en el lejano 2003 murió como resultado de grave violencia injustificada. El voluminoso informe indica un muestrario terrorífico de violencia. Por ejemplo, fue encapuchado, posiciones de estrés, privación de sueños, ruidos extremos y retención de alimentos y agua. También indica que a Baha le rompieron la nariz. Había sangre en toda su boca. Tenía las muñecas desolladas. Según sus amigos que pudieron salvarse de tener la misma infausta suerte que Baha, este lloraba y suplicaba por su vida.
Lo más ruin era que mientras era torturado junto con otros 9 iraquís, los torturadores se mofaban de sus indefensas victimas llamándoles por nombres de futbolistas. Esta practica ya era usada por el Ejercito Ingles en los interrogatorios a activistas del IRA en Irlanda del Norte. Aquí se pasaron con los iraquís detenidos practicando en sus cuerpos Kick Boxing, pateando el pecho, y golpeando entre las piernas. ¡Qué ejemplo de gallardía, no! La victima de este execrable acto era un viudo con dos hijos. Su esposa había muerto de cáncer semanas antes de su detención, injusto y cruel destino el de este señor. La hazaña de este asesinato tuvo como autores al prestigioso Regimiento de Lancashire de la Reina. Lo bochornoso de todo esto es que el padre de la víctima, un coronel del Ejército de Iraq asegura que su hijo fue asesinado, porque vio cómo soldados británicos robaban la caja fuerte del hotel donde trabajaba, esa fue la única razón. Más las tropas británicas dieron la versión que eran insurgentes. ¡Qué bien les vienes a estas alimañas, estas palabras de la Biblia! Obradores de iniquidad, habéis rebosado los limites de la maldad, os habéis excedidos. Han tenido que pasar 8 largos años de silencio y ocultamiento de los hechos para que sepamos la verdad. Como siempre, las autoridades militares minimizan lo ocurrido, como el caso típico de algunas manzanas podridas. ¡Qué buenos son al utilizar el eufemismo para no decir la verdad! ¡Pandillas de Bucaneros!
If you thought that the human cruelty had a limit, I assure you that you will be disappointed, when you read about this in the mass media, that had gone to the extent of relating the details of this cruel martyrdom and murder of the Iraqi citizen Baha Mousa. And I say martyrdom not like something exaggerated or manipulative. Simply because this innocent victim was subjected to extreme abuse of the sadist who inflicted the total sum of 93 terrible and fatal wounds on him. And what was the crime of this person? None! Baha was a humble worker who worked in the Hotel Live of the Iraqi city of Basra.
A British investigation carried out by judge Sir William Gage determined that this Iraqi citizen stopped by British forces in faraway 2003 died as a result of unjustified violence. The voluminous report indicates a terrifying use of violence. For example, he was hooded, put through different positions of stress, deprived of sleep, subjected to extreme noises and also retention of food and water. It also indicates that Baha’s nose was broken. There was blood in his mouth and his wrists were bruised. According to its friends who could save themselves and not as unlucky as Baha, he cried and pleaded for his life.
The ugliest part of this was that while he was tortured together with 9 other Iraqis, the torturers mocked their defenseless victims, calling them by the names of soccer players. This practice was employed by the English Army in the interrogations of activists of the IRA in North Ireland. Here they went to extremes with the Iraqis, using their bodies for Kick Boxing, kicking their chests, and striking between their legs. What an example of gallantry, no? The victim of this unspeakable act was a widower with two children. His wife had died of cancer weeks before this; what an unjust and cruel fate that befell this gentleman. The perpetrators of this murder belong to the prestigious Regiment of Lancashire in the Service of the Queen. The most embarrassing of all this is that the father of victim, a colonel of Army of Iraq, affirmed that his son was assassinated because he saw how British soldiers were robbing the security boxes of the hotel where he worked; that was the only reason. Above that, the British troops had the gall to present their side of the story that this man was an insurgent. How they have clung on to the words of the Bible in vain, these obnoxious animals! Creators of iniquity! You have exceeded your limits in malice. Eight long years of silence of concealment of facts have had to pass by before we got to know the truth. As always, the military authorities have downplayed the incident, citing the typical case of a few rotten apples in the crate. What fine experts in their use of euphemisms so as to avoid the truth! Bunch of Buccaneers!
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