El
derribo de un sofisticado y carísimo dron de USA, valorado en 200 millones de dólares,
por parte del sistema de misiles de Irán, demuestra que la prepotencia y
arrogancia de EE.UU, ha quedado algo maltrecha. Éste valiosísimo dron tenía como objetivo
fotografía las instalaciones militares del régimen iraní. La rabia por esta sonora bofetada en el rostro
de Donald Trump, hizo que mandase a atacar desde portaviones a las
instalaciones militares iraní. Pero al
saber que las vidas de tal ataque serian 150 militares iranís muertos, canceló
el terrible ataque de represalia. Por
supuesto habrá incautos que crean que a este señor le interesan las vidas de
cualquier iraní, sean civiles o militares, pero la verdad es que Irán no es la
Libia de Gaddafi, ni el Iraq de Saddam Hussein. Irán aprendió la lección, y a día de hoy, un
ataque al pueblo iraní hará que corra la sangre de los norteamericanos a
raudales. Púes Irán no será un pobre corderito, y lo ha demostrado con el
derribo del dron.