Es muy típico en los meses de verano las celebraciones en
los pueblos de España, de encierros y festejos en donde inocentes vaquillas,
becerros y hasta toros bravos, son motivos para que pandillas de descerebrados
y incultos habitantes de dichos pueblos, den riendas sueltas a sus más viles
pasiones, acosandos a los toros desde sus coches, motos y trastores, durante un
aquelarre que dura tres horas. Un caso
típico son los pueblos de la Alcarria en la provincia de Guadalajara. Aquí una masa de patanes con vino barato en sus
estómagos, montan su peculiar diversión a costa de nobles animales. Al final de estas tres horas de desenfreno,
matan al pobre toro de un tiro en la cabeza. A esto, los muy cabestros lo llaman tradición.
Otro caso de barbarie, era la muerte con lanzas del Toro
de la Vega. Ahora las autoridades lo han
prohibido. Aunque la mayoría de patanes
que viven en ese lugar, han protestado por la que la fiesta y la muerte del
toro con lanzas, es algo que forma parte de la cultura y tradición de dicho
lugar. Durante estos encierros y
festejos ocurridos este año, 11 personas perdieron sus preciosas vidas al ser
corneados por toros. Digo yo, que a su
manera, el toro también tiene derecho a cumplir su venganza poética, ¿no?