¡Qué
poco ha durado la euforia en Podemos, por los magníficos resultados de las
elecciones del 20 de Diciembre! Era de
esperar que en esta jaula de grillos que es la formación de Pablo Iglesia,
pronto o tarde salieran a relucir las navajas de orientación leninistas y la
guillotina de Robespierre. Al oler algo
de poder todos desean no perder su sillón. Esto está llevando a Podemos a una nefasta
guerra de Egos entre sus pesos pesados. Unos
a favor de abstenerse en la votación de investidura de Pedro Sánchez, como el decapitado
políticamente Sergio Pascual y el desaparecido Errejon. Eso sí, los más ortodoxos como Echenique,
Teresa Rodríguez y Pablo Iglesia, al más puro estilo leninista, le niegan el pan
y la sal al nuevo clon del ex-presidente Zapatero, es decir Pedro Sánchez. En esta tragicomedia digna de los hermanos Marx,
los que pudieran verse favorecido en unas nuevas elecciones serian los votantes
de Alberto Garzon, o sea Izquierda Unida, que de haber sido engullida por Podemos,
ahora podría sacar réditos de la lucha fratricida de Podemos.
Otro
detalle a tener en cuenta, es la torpeza política de de este aprendiz de Lenin.
Todos los medios informativos daban a entender que este señor era un gran politólogo,
al final está quedando como un emulo de Robespierre, eso sí, aquí la guillotina
de momento es de papel, y sus víctimas algo patéticas por su gran ingenuidad en
el juego político. A este paso Podemos
podría disolverse como un azucarillo, y la toma del Palacio de Invierno tendrá
que esperar. ¿Qué pensaban estos
pardillos de la política, que le llevarían en volandas a la Moncloa? En este país los que de verdad cortan el
bacalao, no les interesan los experimentos que se salen del guion establecido,
los experimentos con gaseosa, faltaría más. Lo malo es que cinco millones de personas
dieron sus votos y confianza a Podemos. Pero
el líder de Podemos, sin contar con las bases ni la militancia, en un gesto
entre leninista y de un maléfico Robespierre, ha montado una purga entre la
tendencia moderada de Podemos, guillotinando al que se mueva de la foto. Sin tener poder estatal, se ha portado de esta
stalinista manera. ¡Qué dios nos coja confesado,
si un día ocupase el sillón de primer ministro, jejeje!