Siendo yo una persona algo escéptica sobre los asuntos
concernientes a las diferentes religiones que imperan en este mundo, y a sus
abstractas interpretaciones teológicas, me inclino desde luego en abrazar la
filosofía de la mundanidad terrenal que tan sabiamente nos dejó Epicuro. Sin embargo, para el autor del libro titulado
Él Libro Tibetano de la Vida y la Muerte, tan magistralmente escrito por el
monje budista nacido en el Tíbet, Sogyal Rinpoche, sus opiniones son tan dispares de Epicuro, que
hasta yo en mi pocas luces, encuentro su libro algo desolador. Les dejo con sus agudas reflexiones.
“Cuándo muramos lo dejaremos todo atrás, sobré este
cuerpo al que tanto hemos apreciado, en el que tan ciegamente hemos confiado y
al que tanto esfuerzos hemos dedicados para mantener vivo. Pero la mente no es más
fiable que el cuerpo. Fijese unos minutos en su mente. Comprenderá que es como
una pulga, qué no cesa de saltar de un lado a otro.
El nacimiento de un hombre es el nacimiento de su pena.
Cuánto más vive, más estúpido se vuelve, porqué su ansia por evitar la muerte
inevitable se hace cada vez más aguda. Qué amargura, vive por lo que está
siempre fuera de su alcance. Su sed de sobrevivir en el futuro le impide vivir
el presente. El ritmo de nuestra vida es tan acelerado, qué lo último en lo que
se piensa es en la muerte. Sofocamos nuestros miedos secretos a la
impermanencia, rodeándonos de más y más cosas, dé más y más comodidades, hasta
que nos vemos convertido en su esclavo.”