Erase una vez un país llamado Spain , en donde faltaban
pocos días para la celebración de las Elecciones Generales, en donde los dos
grandes partidos políticos, que siempre se repartía el gobierno de la nación,
luchaban ferozmente por conseguir los votos de los ciudadanos. Todos los grandes analistas políticos y medios
de comunicación, daban ganador por goleada al partido de los buenos, es decir a
la derecha católica del PP. Y perdedores
por supuesto a los malos, los malvados socialista con su disfraz de socialdemócratas.
Ocurrió sin embargo, que unos días antes
de tan cruciales elecciones, un tenebroso y destructivo atentado segó las vidas
de 200 inocentes ciudadanos, que se dirigían a sus trabajos utilizando el tren.
Cuatro potentes bombas ubicadas en los
vagones de los trenes sembraron la muerte y la destrucción. A las pocas horas de tan terrible carnicería,
las autoridades atribuyeron el ataque terrorista a ETA.
Cuando todo el mundo daba por hecho la versión del
ministro del Interior, dio la casualidad que se encontró una furgoneta y en su
interior una cinta de casete con versículos del Corán, detonadores y la reivindicación
del atentado por parte de Al Queda. Así fue
como los que tenían perdidas las elecciones, pusieron a trabajar a sus medios
de agitación y propaganda movilizando a las masas, dando a entender que el
Gobierno mentía impúdicamente, al achacar el atroz atentado a los pobres
angelitos de la santa hermandad de la ETA.
El pueblo, que lo que deseaba de verdad, era que ganaran los malos, le
dio la vuelta a la tortilla. El día de
las Elecciones, las masas dieron sus votos a los malos para que Zapatero
gobernara a España.
Por supuesto el marrón del atentado se lo comieron los islamistas.
A día de hoy solo una persona está en
prisión por aquellos sucesos. Desde
luego que son muchas las personas que nunca lo han tenido claro quiénes fueron
de verdad los autores materiales e intelectuales del 11 M. Me pregunto si entre tantas ovejas crédulas,
algunas se mostraran escépticas sobre este suceso, digo yo.