Durante las fiestas de Navidad en los países occidentales, se suele entrar en una dinámica consumista, que en algunos momentos roza lo impúdico y lo inmoral. Para mí éste comportamiento desvirtúa totalmente la esencia de la cristiandad de estas fiestas. Mientras tanto en África y en especial en Nigeria, esos mismos hermanos nuestros en la misma fe y creencia son vilmente asesinados, en un día con un mensaje tan sublime de amor como el 25 de Diciembre. Parecía que las persecuciones religiosas eran cosas de un lejano pasado. Todos miramos a la época de los primeros mártires cristianos durante el Imperio Romano, o en los tiempos modernos con la Revolución Francesa. O más reciente con los totalitarismos comunistas de Rusia, China, Vietnam, y en un grado no tan despiadado con el nazismo y su ataque a las iglesias luterana o católica. La verdad es que ser cristiano siempre conllevó un gran riesgo y un gran honor. Hasta en nuestra querida España la sangre de más de 9,000 sacerdotes y monjas dieron testimonio de sus profundas creencias.
Pero es ahora en pleno siglo XXI cuando la barbarie islamista del grupo Boco Haram golpea de una forma inmisericorde a los que siguen a Cristo en un lugar tan inhóspito como Nigeria. Para mí estos mártires de estos recientes días son los verdaderos cristianos. Ellos no han sido devorados por el consumismo pagano. Su fe es segura y fuerte, por eso pagan con sus vidas. Lo fácil es llamarse cristiano en una sociedad donde solo priva el materialismo, y para limpiar las conciencias se fingen uno cristiano por unos días. Yo, al enterarme de la matanza en Nigeria, siento una tristeza por mis hermanos africanos, y a la vez una gran vergüenza por nosotros, ciudadanos occidentales, que hemos renegado de nuestra fe por una nueva religion, que es el consumismo y el egoísmo. Creo que en el Reino de los Cielos estos mártires africanos tendrán más posibilidad de ser admitido que algunos de nosotros. Al final de tanta iniquidad homicida, es bueno recordar la cita evangélica <Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan. Y digan con mentiras toda clase de mal contra vosotros por mi causa.>
During the festivities of Christmas in the western countries, many will fall into the frenzy of consumerism which at certain moments reaches an extreme that is both immoral and indecent. For me, this behavior totally weakens the essence of the Christianity during these celebrations. Meanwhile in Africa and especially in Nigeria, our brothers of the same faith and belief are being assassinated brutally, on such a sublime day of love that is the 25 December. For a while it had seemed that the religious persecutions were a thing of the distant past. We all look back to the Roman Empire, the time of the first Christian martyrs, or during modern times with the French Revolution. Or more recently with the communist totalitarianism of Russia, China, Vietnam, and to a lesser degree with Nazism and its attack to the Lutheran and Catholic churches. The truth is that to be Christian always entails great risk and a great honor. Even in our beloved Spain the blood of more than 9,000 priests and nuns had been spilled as testimony of their deep beliefs.
But it is now in the century XXI, when the barbaric Islamic group Boco Haram struck in the most merciless way upon those who follow the Christian faith in a place as inhospitable as Nigeria. For me these martyrs of these recent days are true Christians. They have not been devoured by the pagan consumerism. Their faith is safe and strong, and they have paid for it dearly with their lives. The easy thing to do would be to call oneself a Christian in a society where a singular materialism prevails, and to clear their consciences by pretending to be Christian just for a few days during Christmas. When I found out about the slaughter in Nigeria, I feel a profound sadness for my African brothers, and simultaneously a great shame for us, the citizens of the west, who have apostatized our faith for want of a new religion that is the consumerism and selfishness. I believe that in the Kingdom of God these African martyrs would have a better possibility of being admitted than many of us. After all this homicidal iniquity, it is appropriate to recall the evangelical passage <Fortunate be those who are being insulted and persecuted. And who will be the subject of all forms of slander for my cause.>