miércoles, 22 de abril de 2015

FROM METEORA WITH COMPASION



Creyéndome que con mis años mi sensibilidad se estaba quedando algo yerma, una reciente visita a Meteora, me ha devuelto la compasión a mi alma tan llena de oscuridades.  El suceso que relato ha ocurrido visitando uno de los más famosos monasterio que hay en la zona.  Él que no haya visitado esa zona de Grecia, no sabe lo que de verdad se esta perdiendo.  Es tan difícil de describir esas insólitas e increíbles formaciones de elevadas rocas, de más de 700 metros de alturas, con monasterios encima de tales descomunales moles.  Tanto desde abajo en el llano como desde arriba, uno queda maravillado de cómo la naturaleza pudo diseñar tales portentos rocosos.  Y cómo los monjes ortodoxos griegos pudieran edificar monasterios de tal calibre.



Aún asi, no solo fueron esas majestuosas formaciones rocosas la que más me han conmovido.  Fue dentro del monasterio y con una presencia numerosa de turistas, que en un apartado rincón, noté la presencia de un gato.  Al acercarme para verlo es cuando pude ver sus terribles quemaduras, que afectaba parte de su cara y su lomo.  Aún así, el gato se me acercó con gran afabilidad, comenzando a rozar su cola y su cuerpo contra mis piernas.  No solo eso, el pobre animal no paraba de ronronear, levantando su rabo.  Sencillamente el gato se encontraba feliz, dentro de lo que yo interpretaba que era su desgracia, sus terribles quemaduras.  En aquellos pocos minutos que el gato me mostró su ternura, al dedicarle unos minutos en acariciarle, no pude evitar que mis ojos se humedecieran con unas lágrimas furtivas.  Fue así como ese pequeño animal me devolvió algo de mí perdida compasión.  Me pregunto si ese gato no estaría en proceso de llegar al Nirvana.  

miércoles, 8 de abril de 2015

HITLER, UN POPULISTA TODO TERRENO



No siendo yo un devoto del genio del mal como lo fue Hitler, tengo que reconocer que tras decenas de libros leídos sobre su persona, el personaje en cuestión tuvo un enorme merito al saber vender su demagogia populista, como si fuera un bálsamo contra la depresión que sufrían los alemanes de la República de Weimar.  Pocos oradores como él supieron sacar las emociones de odio que anidaban en los corazones y mentes de las masas, que fanáticamente les escuchaban. Hitler decía en sus escritos políticos en el 1926, “Uno tiene que desechar la idea de que se puede satisfacer a las masas con conceptos ideológicos.  La compresión constituye una plataforma poco firme para las masas. La única emoción estable es el odio.”  ¡Qué acertado estaba aquí el genio del mal!  Él también añadía que por encima de todo, lo que percibían las masas era la fuerza y que, metido en la multitud, el individuo es como una insignificante lombriz, que siente solo la energía y la rectitud del movimiento, y ve a 200.000 personas luchando unidos por un ideal, que él mismo no logra comprender y no tiene por qué.


Según Hitler, toda propaganda tiene que limitar su nivel intelectual para que lo entienda el más estúpido del público.  El banal blanco contra negro, en lugar de ideas complejas.  El tema debe ser explosivo.  Nada de palabras sabias.  Hay que despertar la ira y la pasión y echar leña al fuego hasta que la multitud se vuelva loca.  Conclusión, la demagogia no es siempre el mejor camino para conseguir el apoyo de las masas, sino la verdad sin corrupción, digo yo. 

jueves, 2 de abril de 2015

SIR ARTHUR HARRIS, UN GENOCIDA SIN CASTIGO



Cuando hablamos de los crímenes de guerra ocurrida en la Segunda Guerra Mundial, todas las atrocidades recaen sobre los malvados nazis, y su profeta de la destrucción, Hitler.  Claro que también en el bando de los británicos, hubo dos despreciables elementos que no se quedaban atrás.  Uno fue el genocida y militarista de Churchill, y el otro el Mariscal de la Real Fuerza Britanica, Arthur Harris.  Éste Harris, o como popularmente se le llamaba Bomber Harris, fue el encargado de destruir ciudades tan hermosas como Berlín, Colonia, Hamburgo y por supuesto la martirizada Dresde.  La Royal Air Force arrojó durante tres años la descomunal cifra, de un millón de toneladas de bombas sobre 131 ciudades y pueblos importante de Alemania.  Éstos aterradores y terroristas ataques ocasionaron más de 600,000  muertes entre la indefensa población civil.  No solo eso, alrededor de tres millones de viviendas fueron destruidas. Como consecuencia de estos actos del mal brutal terrorismo militar, siete millones de ciudadanos alemanes perdieron sus casas.


El terrorista de Arthur Harris, se vanagloriaba de la destrucción por la destrucción, y estaba a favor de la aniquilación más completa y posible del enemigo, es decir la población inocente.  El caso más insólito y despreciable dentro de la campaña de bombardeos sobre Alemania, fue la destrucción del Zoo de Berlín en 1943, con miles de bombas incendiarias, y bidones de fosforo.  Aquí ardieron quince de los edificios que componían el magnífico Zoo de Berlín, en donde murieron más de 2,000 animales.  Después de tanto dolor infligido a seres inocentes, a este terrorista no le montaron un juicio para que pagara por sus abominables crímenes.  Una vez más la historia la cuentan los vencedores, faltaría más.