Mientras la flor y nata de la plutocracia al servicio de Israel
celebraban, entre carcajadas, caviar y regado con un excelente vino, la inauguración
de la nueva sede de la embajada de USA en Jerusalén, la otra cara de la moneda nos mostraban la
desproporcionada matanza de 60 palestinos en la franja de Gaza. Los palestinos se manifestaban de forma pacífica
contra la ocupación de Israel de los históricos territorios perteneciente al
pueblo palestino. Por supuesto la nueva sede de Usa en Jerusalem, también era
motivo de esas masivas protestas. Como
era de prever las tropas del elite judía, que son de gatillo fácil, como unas
pandillas de psicópatas enloquecidos, se pusieron las pilas y comenzaron a
disparar a diestro y siniestro. La cruel masacre era lo más parecido a una caza
de patos en un estanque. El saldo de
muertos y heridos era aterrador.
Esta inútil matanza solo sembrara más odio y venganza. Es hora de decir basta a la arrogancia judía.
Aquí en esta trágica jornada de sangre y
dolor, sólo hay un culpable llamado Donald Trump. Él podía haber evitado este baño de sangre inocente.
Tenía que haber hecho caso a los
asesores que le advirtieron, de que el cambio de sede de Tel Aviv solo traerían
problemas. Les dejo con lo que opinaba
Arthur Koestler, sobre el problema de la ocupación de Palestina, por el Sionismo.
“La declaración de Balfour, constituye uno de los
documentos más increíble de todos los tiempos. Es un documento por el cual una
primera nación, promete solemnemente a una segunda nación, el país de una
tercera nación.”