El pavoroso incendio acaecido en Portugal, con una
terrorífica cifra de 65 personas incineradas en sus coches. Me hace pensar que
la madre naturaleza es como siempre cruel y destructiva. Las altísimas
temperaturas y un viento salvaje fue el factor principal de esta tragedia. Me
digo a mi mismo dónde estaba la Omnipotencia de Dios, que no pudo impedir tal desastre.
Hubo en Diciembre del 2004, un apocalíptico Tsunami que acabó con las vidas de un
cuarto de millón de personas, en varias zonas del Sudeste Asiático. Otra vez
ese ser Supremo, qué todo lo ve y controla no estuvo a la altura de su inmensa
potestad divina. En la historia de la humanidad, los terremotos, inundaciones,
plagas, incendios, erupciones volcánicas, y rara vez caída de meteoritos,
sembraron el mundo de millones de cadáveres. Nunca pudieron ser evitadas dichas
catástrofes naturales, por ningún Dios que puebla este planeta.
La triste realidad es que nadie, puede salvar a los humanos
ante tales calamidades que nos inflige la naturaleza. Luego no poner nuestra Fe
y Esperanza, en ninguna clase de Dioses o Profetas, ésta algo justificada, digo
yo. Les dejo con esta verídica afirmación de Epicuro.
“O Dios quiso eliminar el mal y no pudo. O Dios pudo
eliminar el mal y no quiso. O Dios ni quiso ni pudo. O Dios quiso y pudo. Entonces Dios seria Impotente, lo cual
contradice su Omnipotencia. Dios seria malvado, lo que contradice su bondad.
Dios seria impotente y malvado a la vez, lo que contradice su Omnipotencia y
bondad. Sí Dios quiere y puede acabar con el Mal, ¿por qué no elimina el Mal?”
Menuda paradoja la que se le ocurrió al gran Epicuro, ¿o
no?