Los recuerdos de la fratricida guerra civil en que se vio
envuelta la nación española, es a día de hoy motivos de pasión y polémicas. Un
caso que para mí fue algo desagradable y cruel, fue que un periodista de la
talla de Zugazagoitia, fuera entregado por la tenebrosa Gestapo a las
autoridades franquistas en el Otoño del 1940. Zugazagoitia tuvo que marchar al
exilio a Francia, después de la toma sin ninguna resistencia de Cataluña por
las tropas nacionales. Pero poco duró su
estancia en el país galo, púes el ejército alemán aplastó a Francia de un plumazo.
Fue así como la suerte de miles de refugiados republicanos, anarquistas y
comunistas quedó sellada. Fue imposible escapar de las garras de la vil Gestapo,
una vez prisionero le fue fácil a las autoridades franquistas pedir su extradición.
Como era lógico a la Gestapo no le causó ningún problema acceder a la petición
del gobierno de Franco. Lo más repugnante vino después, cuando en un juicio
sumarísimo fue condenado a muerte. Zugazagoitia fue fusilado un nueve de
Noviembre de 1940.
El problema era que Zugazagoitia no tenía las manos
manchadas de sangre. Hasta un acérrimo del franquismo como lo era Serranos
Suner, señala en sus memorias y reconoce que Zugazagoitia no tenía que haber
sido extraditado de Francia a Espana, pues el tratado de extradición no se
aplicaba al delito de rebelión. Éste periodista fue un modelo de ética;
escribió esto en el periódico El Socialista, en Octubre de 1936 en plena guerra
civil.
“La vida del adversario que se rinde es intocable, ningún
combatiente puede disponer libremente de ella.”
Su puesto como
ministro de Gobernación evitó muchas matanzas contra los prisioneros del bando
nacional. Consintió la salida del insigne escritor de derecha Wenceslao
Fernández Florez. Con una historia limpia de crímenes, la justicia franquista
no le quiso conmutar su condena a muerte, un ejemplo de nuestra maldad cainita,
digo yo.
Una pena su fusilamiento. Es lo que tienen las guerras, sobre todo loas Guerras Civiles que se exasperan los ánimos de tal manera, que desaparece la razón a la hora de actuar de cualquier implicado. Y además suele añadirse que discrepancias meramente personales se utilizan sin miramiento alguno para hacer daño al enemigo personal, denunciándole a quien de verdad puede hacerle daño. Lamentablemente, con Zugazagoitia se dieron otras circunstancias deplorables. No le alcanzaron los beneficios del tesoro del VITA. De lo contrario hubiera largado de Francia, como hicieron otros, antes de que los nazis se apoderaran de París. Un abrazo
ResponderEliminarEste escritor y politico socialista,es la antitesis de muchos socialistas que pululan en nuestra patria a dia de hoy.Un ejemplo de lo injusto de este asunto es,que Carrillo con todo el mal que causo murio en la cama,sin ser molestado.un abrazo.
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