Siempre
he creído que el don o la gracia divina de pensar y tener conciencia, es más
que una bendición de los dioses, un castigo lo más parecido a lo que les
impusieron a nuestros padres Adán y Eva, por probar del árbol de la ciencia del
bien, es decir la inteligencia de pensar sobre nuestra existencia. ¿Por qué
digo esto? Es muy simple al ser los
seres humanos seres que pueden racionalizar y pensar, siempre tendremos
presente la finitud de nuestra corta existencia. ¡Qué suerte tienen nuestros hermanos del reino
animal, que no tienen que atormentarse con divagaciones metafísicas, cómo lo
hacían Baruch Spinoza o Kierkegaard! Por
supuesto los seres normales que no llegamos a la cima filosófica de los ya mencionados,
nos hacemos de cualquier modo las mismas y agustiosas preguntas, sobré nuestro destino después que la
puerta de la vida se cierre para siempre.
Luego
seria más benéfico para nuestra salud mental, que en el caso de volver a
renacer de nuevo pudiéramos renacer como un árbol o una simple mariposa. El pensamiento nos hace rehén de nuestros
miedos por nuestra segura finitud. Ésa
trágica certeza de que tenemos una fecha de caducidad, no nos deja otra salida
que una brutal y materialista manera de vivir, lo cual nos aleja de la más mínima
muestra de espiritualidad. Es tan
difícil asimilar y comulgar con nuestra finitud que solo la muerte nos libra de
tal estado de desesperación. Claro que
no hay motivo para rehuir algo que es inevitable. Eso hace más que comprensible
qué una total melancolía se apodere de nosotros cualquier mañana, que
intentamos levantarnos para continua encadenado a algo que no tiene ni
principio ni fin que es nuestra existencia terrenal.
Triste existencia la del amasador de bienes materiales cuando no le valen para comprar a la parca.
ResponderEliminarYa lo decia el poeta Jorge manrique en las coplas por la muerte de su padre. La vida son los rios que van a el mar que es el morir.
Jorge Manrique supo como definir lo que es la muerte,con sus hermosos y tristes poemas.En esta vida solo te puedes llevar lo puesto que ya es decir,saludos,
EliminarEl problema ese lo abordó Miguel de Unamuno en uno de sus mejores ensayos filosóficos, titulado precisamente así DEL SENTIMIENTO TRGÁGICO DE LA VIDA. Y le dio un enfoque con el que estoy completamente de acuerdo: "El hombre de carne y hueso, el que nace, sufre y muere -sobre todo muere-, el que come y bebe y juega y duerme y piensa y quiere, el hombre que se ve y que se oye, el hermano, el verdadero hermano [...] Este hombre concreto, de carne y hueso, es el sujeto y el supremo objeto a la vez de toda filosofía, quiéranlo o no ciertos sedicentes filósofos".
ResponderEliminarHace unos dias volvi a leer ese gran libro de Unamuno.Mi modesto articulo es como un sincero homenaje a este insigne y olvidado filosofo de nuestra vieja Iberia,un abrazo,
Eliminar