No siendo yo un apasionado de la poesía en general,
tengo sin embargo que dedicar este humilde post en homenaje a uno de los más
grandes poetas que ha dado España. Este
ha sido el recientemente fallecido Leopoldo María Panero. Leyendo yo a Panero, no puedo dejar de pensar
en ese otro increíble poeta que fue Holderlin.
Es tanta la afinidad entre estos dos seres que hasta en la tragedia
fueron dos almas gemelas. Púes ambos
poetas fueron bendecido por la gracia de los Dioses, a través de su portentosa prosa.
Estos dos seres fueron víctimas de la locura,
pero fue en ese estado donde sus maravillosos poemas le llevaron a la cumbre de
la poesía. En el caso de Holderlin y
Panero, sin ser uno un blafemo, se podría afirmar que hoy están sentados en el
Olimpo al lado de Zeus y Júpiter. Tanto
Panero como Holderlin fueron consecuente con su puro idealismo, ambos no
aceptaban ninguna componenda. Eran claro
y contundente ante la mediocridad y el servilismo, eran cristalinos como el
agua pura que emanaban de sus esplendidos cerebros. Les dejo con un poema de Panero.
EL LOCO
He vivido entre los
arrabales, pareciendo
un mono, he vivido en la
alcantarilla
transportando las heces,
he vivido dos años en el
Pueblo de las Moscas
y aprendido a nutrirme de lo
que suelto.
Fui una culebra deslizándose
por la ruina del hombre,
gritando
aforismos en pie sobre los
muertos,
atravesando mares de carne
desconocida
con mis logaritmos.
Y sólo pude pensar que de
niño me secuestraron para una alucinante batalla
y que mis padres me sedujeron para
ejecutar el sacrilegio,
entre ancianos y muertos.
He enseñado a moverse a las
larvas
sobre los cuerpos, y a las
mujeres a oír
cómo cantan los árboles al
crepúsculo, y lloran.
Y los hombres manchaban mi
cara con cieno, al hablar,
y decían con los ojos «fuera
de la vida», o bien «no hay nada que pueda
ser menos todavía que tu
alma», o bien «cómo te llamas»
y «qué oscuro es tu nombre».
He vivido los blancos de la
vida,
sus equivocaciones, sus
olvidos, su
torpeza incesante y recuerdo
su
misterio brutal, y el
tentáculo
suyo acariciarme el vientre
y las nalgas y los pies
frenéticos de huida.
He vivido su tentación, y he
vivido el pecado
del que nadie cabe nunca nos
absuelva.
Leopoldo María Panero
Sufrió lo indecible. Hoy recorre su alma con la libertad que siempre quiso y que antes se negara. Descanse en paz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sufrimiento nunca le falto a este gran hombre,esperemos que en su otra vida la paz sea mas justa con el,un abrazo,
ResponderEliminarBendita la locura que le llevo a describir tan poéticamente todas sus vivencias
ResponderEliminarA veces solo en la locura se puede vislumbrar algo de la realidad,y Panero lo vio con locura incluida,un saludo,
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