Aquella mañana madrugó más de la cuenta. La razón no era otra que hacer cola y ser de
los primeros en poder comprar el nuevo modelo de Apple iphone 5. De esa manera a las 7 de la mañana ya era el
numero 12 en la ansiada cola. Él era el clásico
prototipo de chico joven, pendiente de las ultimas novedades del mercado tecnológico
y de ropa de ultima moda. Eso le daba
una cierta seguridad entre sus amigos de la Universidad. Se podría decir que toda la ropa que llevaba puesta
podría valorarse en más de 1,000 euros. Eso
sin contar su nueva adquisición del iphone 5, que le costaría 670 euros. Su vida se podría concretar en un estado de abundancia,
púes abundancia era cuando abría su nevera cargada hasta el máximos. Su generación nada sabia de la palabra penuria,
penurias que más de una vez le había relatado su venerado abuelo, por él que sentía
un sincero respeto.
Ahora de vez en cuando solía ir a visitarle algún domingo,
a la residencia donde estaba alojado. Aquél
domingo le encontró más lucido y parlanchín que de costumbre. Fue en plena conversación cuando el le mostró
el iphone 5, y en un gesto torpe alardeó de lo que le había costado. En ese instante la cara de su abuelo se tornó
algo severa, reprochándole su gasto ostentoso en un simple teléfono. Nunca se sintió tan avergonzado como aquella
tarde de domingo. Su abuelo le había
reprendido por su nula capacidad de conciencia social. No solo eso, sino el que su mundo solo girara
en su culto a la abundancia y el gasto superfluo. También le recordó que otras personas carecían
de esa abundancia. Después de su platica
con su abuelo, él se percató que se había convertido en la antítesis de su indómito
abuelo, ese abuelo que había gastado su juventud y madurez en múltiples luchas
por un futuro más equitativo y solidario. Se sentía tan culpable al pensar que ese
iphone 5 representaba la pensión mensual de su abuelo. Es por esa razón que la próxima vez que fue a
verle de nuevo, le llevó un libro del que muchas veces le había oído hablar. Ése libro era La conquista del Pan de Piotr
Kropotkin. Al entregarle el libro el
semblante de su abuelo se tornó de una noble alegria. Ese día él pudo entrar de verdad en el alma
de su adorado abuelo.
¡Mundos opuestos, amigo Agustín! Hoy en día, un nieto joven y su abuelo pueden hallarse más alejados que un europeo y un senegalés. ¡Buen artículo!
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Los que somos abuelo sabemos de lo que hablo,Por desgracia ese alejaminto es cada vez mas fuerte,un saludo,
EliminarAllá cada cuál lo que haga con su tiempo libre y con su dinero, no me gusta juzgar; otra cosa es que no deja de ser una de esas paradojas que se dan en estos tiempos donde a la vez que aumentan las colas del paro y los comedores sociales también lo hacen las de las últimas novedades en electrónica y hay que contarlo todo.
ResponderEliminarLa verdad que no juzgo a nadie en si,Es solo una pincelada de los tiempos que corre.Siempre hubo despilfarro en gastos superfluos,un saludo.
EliminarQué razón tiene el abuelo.
ResponderEliminarY que lo digas Mamuma.un saludo,
EliminarYo no sé, amigo Agustin, si acaso sea la boina quien nos proteje a los mayores de nefastas influencias publicitarias, mira que cuesta educar a la gente joven en los métodos de defensa contra la compra compulsiva. Un libro es para siempre.
ResponderEliminarLa boina y algo menos de serrin en el cerebro digo yo.un saludo,
EliminarDe todo hay en la vida y ésta ni es equitativa ni justa. Estoy con Maribeluca, no juzgues y no serás juzgado, cada cual ha de tener cálculos para vivir y conocimiento para morir colmado. Todo lo demás es tontería.
ResponderEliminarUn saludazo.
Si pero ahi algo que se llama Solidaridad.un saludo,
EliminarDecía mi abuela, que a la boca solo se mete lo que se pueda masticar. Y tenía razón.
ResponderEliminarHoy vemos como la mayoría se carga con cosas que al final le van a arruinar.
El ejemplo lo tenemos aquí mismo con todos esos niñatos que se fueron a la construcción y se paseaban con coches de alta gama y ahora los bancos les quitan, ademas de esas viviendas que tomaron en hipotecas.
Lo dicho, a la boca un bocado.
Es bueno a veces que estos jovenzuelo se abrochen el cinturon.Ellos piensan que el dinero crecen en los arboles,un saludo
EliminarUn buen articulo que refleja los valores que da el abuelo al nieto.
ResponderEliminarMi nieto todavía no tiene un año, de lo que si estoy seguro en que los padres le enseñaran valores, uno de ello es ganarse lo que es por lo menos los caprichos.
Hoy los hijos están muy consentidos, claro que esto se da más en clases sociales altas más que en clase media baja....o en familias con un solo hij@, caprichos a todo saco.
Un cordial saludo Agustín.
Encima estos jovenes caprichosos,No saben ni desean saber ,que ese iphone 5,Lo fabrican en China y a los obreros le dan 200 Euros al mes por 10 horas de trabajos al dia,un saludo,
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