Desde que tiene uno uso de razón, la palabra Holocausto
está siempre unida a la desdicha y masacre que sufrió el pueblo judío durante
la época de Hitler. Aquellos infaustos
años hasta día de hoy, son recordados por los medios de comunicación, tanto
radio, televisión y cine, de una manera machacona y cansina. Hay que recordar que aquellas matanzas cometida por los nazis, costó la vida de 6 millones de judíos, según los
testimonios más fiables.
Da la impresión que ningún otro pueblo o raza humana
hubiera sufrido tal clase de devastación y calamidad antes.Sin embargo, durante el reinado de Leopoldo
II de Bélgica, el sistema colonialista y salvaje de aquel país, logro masacrar hasta la muerte
en el periodo de 1885-1908, a más de 10 millones de africanos que vivian en el
Congo. Fue la demanda global de caucho
la que hizo que el colonialismo de Bélgica impusiera un sistema lo más parecido
a la esclavitud en el Congo. El Congo
era una rica zona de África que tenia minerales, oro y caucho. Este inmenso territorio se podía decir que
era la finca particular de este personaje llamado Leopoldo II, un criminal que
al día de hoy tiene una estatua en el centro de Bruselas. Por su puesto, nadie quería airear aquellos
abominables sucesos, y una cortina de sepulcral silencio siempre se ha mantenido sobre
aquellos sucesos horripilantes.
Esto nos enseña que no todos los Holocaustos son iguales,
uno tiene la patente de victimismo superior, y otros son ignorados por el
silencio innoble de la historia. Eso sí,
el dolor se supone que es universal, digo yo.
Totalmente de acuerdo, Agus.
ResponderEliminarLa Historia tiene muchas interpretaciones,siempre las victimas seran monedas de cambio,saludos,
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