Siempre
había deseado visitar Filipinas, en parte por la nostalgia de haber formado
parte de nuestro legado colonial y cultural. Por esa razón he pasado un mes entre Cebú y Bohol.
Después de ese tiempo mi desilusión es más
que justificada. Me he encontrado con
una población inmersa en un conformismo atroz, en parte sustentado en su
religioso fatalismo. Por supuesto si
hubiera que buscar a un culpable de tal situación, el nepotismo de su clase
alta es eje central de que a día de hoy, la situación de pobreza y corrupción
sean vista por la inmensa mayoría de la población como algo normal. Éste año el pueblo filipino celebra el treinta
aniversario del fin de la dictadura representado por Ferdinand Marcos y su
extravagante mujer Imelda Marcos. A este
evento les llaman el día de la Revolución.
Me pregunto, ¿qué clase de Revolución celebran?, cuando he podido ver
con mis propios ojos la pobreza total en las calles de Cebu, con decenas de
chiquillos implorando unas monedas. Lo más
grave es su turismo sexual. Aquí el
gobierno no hace nada por erradicarlo. Eso
sí, su elite política tiene el dinero fuera, y sus grandes mansiones en Londres,
Paris y otras grandes ciudades de Europa.
Para
mí, el concepto de hacer la Revolución es muy simple, se trata de cambiar de
forma radical las reglas del juego. Pero
es tan difícil hacer entrar en las mentes alineadas de los filipinos, que
durante años, generaciones tras generaciones, han sido sometidos para ser conformistas,
para tener más hijos de lo que se pueden permitir alimentar y no protestar, y
aceptar su triste condición. Eso sí, con
la bendición divina de la Iglesia Católica.
Algunos países nunca podrán salir del pozo oscuro de sus múltiples
retrasos a cualquier nivel. En el caso
de Filipinas, aparte de su corrupta burocracia, predomina la indolencia por
parte de su población que no desea cambiar el guion escrito por sus gobiernos
de turno. ¡Qué gran diferencia con
Singapur, que con solo 700 kilómetros cuadrados, y cinco millones de
habitantes, es hoy el tercer país del mundo por renta por capital!
Ya sabes, el peso de la historia, el ambiente social en el que crecen las gentes influye en la manera de ser de las personas. Y por eso Filipinas tardará muchos años en reaccionar y salir de ese prolongado amodorramiento. Saludos
ResponderEliminarEse sopor necesitaria una rapida reacion.Todo dependera de sus habitantes,saludos,
EliminarLa corrupción es un mal extraordinario, Agustín. Lástima de Filipinas, donde la revolución, como en tantos sitios, solo repercute en las carteras de quienes copan las altas esferas de su gobierno.
ResponderEliminarLa burocracia y su peculiar manera de dejar a un pais al borde de la pobreza mas vil,saludos,
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