ESPAÑA - MASTURBACIÓN Y FUTBOL

Cuando creía, iluso de mí, que todo lo que tiene que ver con las perversiones sexuales estaban más que descrita por el divino Marques de Sade, resulta que se le quedó algo en el tintero.  Me explico, me entero por los medios que un tal Alfonso Godall, un antiguo vice presidente del politizado Club de futbol Barcelona, conocido por su santísima esposa a las horas de comer, se suelta el susodicho chiquilicuatre su lengua viperina para decir el siguiente sapo, “Si España pierde la final de la Eurocopa me hago un pajin.”  La verdad no sabia yo después de haberme leído todas las tesis de Sigmund Freud. que el libido de esta sanguijuela se le subiera con la derrota de nuestra amada patria.  Pero aun ahí más, no se me marchen, el susodicho cabestro con su patológico y enfermizo odio sigue de esta guisa, “Todos los jugadores del Barcelona que han defendido y jugado con la camiseta de la selección española son unos mercenarios y traidores.  Púes su deber es luchar por la selección de Cataluña.”

Es entonces, después de analizar el excremento que sale de la boca putrefacta de este miserable, que me digo si en el Mundial del 2014 a celebrar en Brazil, la selección de España fuera eliminada en la primera ronda, lo más seguro que para celebrarlo el tal Alberto Godall, se montaría una orgia de puta madre.  Y hasta siendo uno un mal pensado, a lo mejor para festejarlo le gustaría tomar por donde amargan los pepinos, digo yo.  Púes ya puesto.  Otro miserable que se ha puesto hecho una hiena sarnosa por la victoria de España es un tal Alfonso López Tena, un cabestro que representa al minúsculo grupo separatista Solidaritat.  Este zopenco dice lo siguiente, “España debería tener la decencia de jugar con sus jugadores, y no secuestrar a los catalanes.”  Éste sí que necesita una camisa de fuerza, digo yo.  A todo esto ningún jugador del Barcelona ha dicho ni pio.  Digo yo que aquí se puede aplicar el refran, que dice, “El que calla, otorga.”  En fin, que con su pan se lo coman.  Eso sí, que no agoten nuestra paciencia.  No vaya a ser que un día se nos inflen los cojones, pero no por lo libido, si no por no aguantar ni una ofensa más.  Y ese día las alcantarillas de la Ciudad Condad será lo más parecido a la boca de metro de la estación de La Sagrera, por decir algo.