miércoles, 5 de septiembre de 2012

ESPAÑA - VÁZQUEZ DE MELLA, IDEAS QUE VUELVEN


En estos días aciagos que estamos viviendo de nuevo, el espantajo separatista vuelve a emerger de manera zafia sobre la vieja y noble nación española.  No pasa un día sin que una nueva ofensa caiga sobre nuestra patria, ya sea a mano de terroristas reciclados, políticos corruptos o mequetrefes que visten la toga.  Todo es un aquelarre de desatinos y mala uva por parte de la casta politica.  La mierda y la vomitera se esconde con la impunidad de cada uno debajo de la sucia cama en la que se ha convertido el parlamento.  Los jueces no ejercen y los políticos solo ponen el cazo, así de esta manera asistimos impávidos al derrumbe de nuestros más sacrosantos valores, que un día heredemos de nuestros antepasados.  Todo vale para poner de rodilla a nuestra nacion.  El guion se cumple de forma inexorable sin un átomo de orgullo varonil para detener la hecatombe.  La traición es la norma a seguir y todos se agrupan en el fango más abyecto.  Es entonces cuando la pestilencia es más evidente y la sociedad yace narcotizada.  Es cuando una vez más las palabras de un valiente Coronel nos descubre nuestra enfermiza docilidad al hediondo Sistema que nos gobierna.

Esta docilidad ha sido como una bendición para los que desean la derrota de nuestra católica nacion.  Eso sí, con el aplauso entusiasta de algunos países europeos.  Es por eso que es bueno volver a leer a Vázquez de Mella, y saber cual profética y ciertas eran sus ideas sobre España.  Les dejo con un fragmento de un discurso que dio en las Cortes en el lejano 1907, y la verdad es como si fuera dicho ayer mismo.

"Imaginemos que España se fracciona en diferentes estados, que Cataluña se proclama independiente, que las Vascongadas y Navarra forman un Estado autónomo, que Galicia hace lo mismo y que hasta se fraccionan Aragón y Castilla. Consecuencia inmediata: ¿creéis que, al fraccionarse España en estados, se han acabado con eso los vínculos nacionales de hermandad que han tejido los siglos enlazando las lamas y las generaciones españolas? No; estos vínculos, formados psicológicamente, que están como grabados en nuestros carácter y en nuestro espíritu, que heredamos con la sangre de muchas generaciones, con el medio social que ellas han formado y en que nos desarrollamos, no desaparecerían, aunque se fraccionara el Estado, porque una cosa es la unidad nacional y otra la unidad política.

¿Que sucedería entonces? Que apenas dividido y fraccionado el Estado, el extranjero, aprovechando la división y debilidad de las regiones, encontraría en ellas un aliciente para su codicia y penetraría en el territorio, queriendo apoderarse de la nación y región que creyera más débil, para extender el dominio a las demás. Sentirían las otras la herida, porque se trataba ya de cosa que a todas afectaba; y entonces la hermandad volvería a vivir expresada en vínculos federativos, y surgiría del fondo de los estados separados una federación. Y qué, ¿no veis que así, de esa misma división circunstancial y pasajera, volvería a salir la vida nacional común, y, por la fuerza de la necesidad, de la defensa unida, la misma unidad externa del Estado?

Y, qué sucedería en caso contrario, en aquél en que, extinguiéndose toda iniciativa y toda vida regional, el Estado llegase a sustituir la vida de todas las regiones con la suya propia? ¡Ah!, entonces, negada toda iniciativa, extinguida toda energía, secadas las fuentes de originalidad, seríamos pasto de cualquier conquistador, apareceríamos sin fuerzas, sin vigor y sin vida, y lo que había sido nación gloriosa no sería más que una sepultura de un pueblo. Es pero, y trae consecuencias más desastrosas, ese centralismo absorbente, que mata toda energía, que aquel separatismo absurdo y circunstancial que tiene que terminar siempre por suicidarse, sometiéndose a una federación que supone toda una historia.

Así, pues, señores, no se puede de ninguna manera atacar ni cercenar los fueros y prerrogativas regionales sin que la nación entera se resienta. Observad, señores, que la Nación, como yo he dicho algunas veces, es un río formado por afluentes que son las regiones; no ha nacido de una sola fuente, está formado por esos afluentes; los afluentes, aunque pierdan las aguas y tuerzan su cauce en arenales, pueden existir sin el río; el río sin ellos, no. Luego es política insensata la de secar los afluentes, creyendo que así se van a acrecentar las ondas del río."

Juan Vázquez de Mella
(Discurso en el Congreso, el 18 de junio de 1907)

7 comentarios:

  1. Que razón tenía Juan Vázquez de Mella, Yo estoy tranquilo, aunque ladren mucho estos indeseables su efecto nis no rozará, un saludo.

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  2. Estas palabras de Vázquez de Mella parecen dichas al español de hoy, amigo Agustín. Y no deberían caer en el saco roto de ningún político.
    Un cordial saludo.

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  3. Estoy de acuerdo solo que, aún así, la devastación del todo y de las partes perpetrada por nuestros políticos es tan grande que en algunos lugares se está perdiendo esa identidad de conjunto, y que ahora son los afluentes los que secan al río.

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  4. Eso es lógica y así a sido siempre en la historia. Casa con dos puertas difícil es de guardar. Pero podemos esperar lógica y cordura de estos.... Puf que difícil es.
    Saluditos.

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  5. Los políticos de hoy día se han devaluado a base de disfrutar de privilegios. Ya no tienen esa mente tan preclara como Vazquez de Mella y otros coetáneos suyos. A base de tanto rastrear a ver de donde pueden sacar tajada, los políticos actuales carecen de ideales. En una palabra: no nos sirven.

    Un abrazo

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  6. En efecto. Tal y como dices, todo vale para poner de rodillas a nuestra nación. El segmento político ha degenerado de tal forma, que ninguno de ellos es digno de sentarse en el Congreso. Su corrupción moral respecto al legal cumplimiento de sus cargos, es total. Los españoles estamos en manos de gentuza con derecho a escaño.
    Un saludo, estimado Agustín.

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