miércoles, 11 de enero de 2012

FICTION – I, COCKCROACH


Soy unas de las cientos de miles de millones de cucarachas que habitan este hostil planeta.  A través de nuestra historia, las cucarachas siempre hemos sido menospreciadas, humilladas y pisoteadas por ustedes, los seres humanos, a igual que las ratas.  Nuestro peregrinar nunca fue fácil de llevar o soportar.  Ya desde el comienzo de la vida en este planeta, a nuestra manera, hemos intentado aclimatarnos al terreno y  a fe que lo hemos logrado.   Una muestra de nuestra fortaleza es que hemos precedido a los gigantescos Tiranosaurios y Dinosauros, y a otras especies que hoy ilustra sus libros o museos.  Hemos sido testigos de las caídas de los grandes imperios, y de la irrupción de otros.  Hubo una época en que nosotras las cucarachas estuvimos en un serio aprieto.  Esto sucedió durante las famosas epidemias de la Peste Negra, en el Medievo europeo pero allí los culpables fueron nuestras hermanas las ratas que fueron las verdaderas causantes de tal pandemia.  Ellas siempre tuvieron mala prensa y fueron atacadas con gran saña.  En los tiempos modernos nuestras hermanas en desgracia y marginación, han tenido el cruel honor de ser los cobayas predilectos de los experimentos, de sus siniestro y criminales laboratorios.
Nosotras sin embargo nunca hemos servido para tal menester.  Yo diría que como cucaracha que soy, siento una leve indignación al haber sido ignorada por la ciencia.  Una cosa que me causó un gran pavor fue cuando me contaron algunas historias del pasado de las cucarachas.  Los más ancianos me referían que en la década de los 50s, los norteamericanos pusieron de moda unos mortíferos insecticidas que nos jodieron en gran manera, en particular uno llamado DDT.  Pero si creían que podían acabar con nosotras, pecaron de ingenios o ignoraban nuestra capacidad de resistencia y adaptación a cualquier veneno.  Sepan, soberbios humanos, que en caso de un conflicto termonuclear, nosotras las cucarachas seguiremos aquí.  ¿Que no se lo creen?  Pues, lean sobre nuestra forma de vida y como nos reproducimos. 
En realidad debo confesarles que nosotras las cucarachas somos más afortunadas que otras clases de insectos y animales.   Por ejemplo en algunos países asiáticos, es normal comer hormigas fritas y saltamontes.  Pero nadie se imagina que alguien coma una cucaracha.  Por no hablar de los pollos o cerdos, que solo han nacido para morir en vuestros pantagruélicos vientres.  Después de todo, no es tan malo ser una cucaracha, digo yo.  Algunas veces entre nosotras las cucarachas, tenemos largas conversaciones sobre ustedes los humanos.  Hablamos de sus miedos y sus inútiles luchas por edificar su Yo.  Son tan previsibles que llegan a ser patéticos.  Se pasan toda su vida fastidiándose unos a otros, tanto luchar para terminar siendo pasto de nuestros primos los gusanos.  En fin no les canso mas, pues hoy yo y mis amigas tenemos un banquete en los sótanos de un viejo restaurante de comida basura.
I am one of the hundreds of billions of cockroaches who inhabit this hostile planet. Throughout our history, cockroaches always have been scorned, humiliated and trampled by you human beings; the same goes for the rats. Our burden has never been easy to carry or bear.  Since the beginning of life on this planet, in our own way, we have tried to acclimatize to the territory.  An example of our strength is that we have preceded the giant Tyrannosaurus and dinosaurs, and other species that today illustrates your books or museums.  We have witnessed the fall of great empires, and the emergence of others.  There was a time when we cockroaches were in a serious predicament.  This happened during the famous epidemic of the black plague, during the European Middle Ages, but there the culprits were our brothers in arms, the rats who were the real cause of this pandemic.  They have always received bad press and have been resoundingly attacked.  During modern times our brothers in arms have fallen into misery and marginalization, and have had the dubious honor of being used as guinea pigs for experiments, in your sinister and criminal laboratories.
We however, have never served this purpose.  I would say that being the cockroach that I am, I feel a mild indignation to have been ignored by science.  One thing that caused me great dread was the stories that have been related to me about the history of cockroaches.  The ancient ones have told me that in the 1950s, the Americans put into extensive use deadly insecticides which caused us grievous harm, notably one called DDT.  But if they believed that they could kill us, they have truly been naive or they have ignored our capacity for resistance and adaptation to any poison.  Arrogant human, let it be known that in the case of thermonuclear conflict, we the cockroaches will continue on this planet.  Do you still have doubts about this?  Then, read about our way of life and the way we reproduce.
Actually I must confess that we cockroaches are more fortunate than other kinds of insects and animals.  For example in some Asian countries, it is normal to eat fried ants and grasshoppers.  But no one can imagine eating a cockroach.  Not to mention chickens or pigs, which have been born just to die in your gluttonous bellies.  After all is said and done, it is not that bad to be a cockroach, I would say.  Sometimes between us cockroaches, we have long conversations about you humans.  We talk about your fears and your useless struggles to build up your “I”.  You are so predictable to the point of being pathetic.  You spend your life making life impossible for others, just to end up being food for our cousins, the grass worms.  Anyway, I will not bore you anymore; well, today me and my friends have a banquet in store in the basement of an old restaurant serving junk food.

6 comentarios:

  1. Es verdad, han sobrevivido a todas las hecatombes de la Humanidad y serían las únicas supervivientes de una guerra termo-nuclear.

    Habría que adiestrarlas en ser utiles a los humanos y lanzarlas en combate contra los muslimes, aunque esos en sus mugres estñan llenos de ellas.

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  2. Tanta tecnología y a nadie le ha dado por descubrir un chip para adiestrar a estas supervivientes para el combate. Claro, que en manos de los descerebrados que llevan las riendas serían un grave problema para la humanidad.

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  3. Genial que te ha quedado hoy el artículo.

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  4. Una especie cuanto menos curiosa que heredó un planeta en el que la saña, el meter el dedo en el ojo y la lucha por la supervivencia física o económica es lo que nos lleva, inevitablemente, a la destrucción.

    Seguiran aquí muchos milenios después de que el Humano haya sido olvidado de la faz de la tierra y, ¿Quien sabe? Quizas con toda la razón del mundo algún día desarrollen una suerte de inteligencia que las convierta en especie dominante... Si es que no lo son ya.

    Un saludazo.

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  5. Eso es porque los sociatas todavía no han encontrado la forma de sacarles una utilidad y cobrarles impuestos hasta matarlas de hambre.
    un abrazo.

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  6. Descontando a Santiago Carrillo, no hay ser que sobreviva de esa manera.
    Dicen también que en caso de una hecatombe nuclear, serían las ratas el único mamifero que no perecería.
    Ratas y cucarachas.
    Mejor no digo en quien estoy pensando...

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