Uno de los imperios más asombroso que siempre me han fascinado, aparte del imperio de mi propio país que es España, este fue el épico y grandioso imperio que construyo una nación tan pequeña como era Portugal. Púes siempre se tiende a minimizar los logros de este hermoso país. Creo que es digno de sentirse más que orgulloso de pertenecer a un pequeño país, que tuvo un imperio de más de 12 millones de kilómetros cuadrado de extensión. Esto era sencillamente increíble para la época. El imperio portugués fue uno de los mas temprano dentro del periodo colonial de Europa. Y se afianzó durante seis largos siglos. Esto comenzó con la captura de la ciudad de Ceuta allá por el 1415 y termino con la entrega de la colonia de Macao a China en el 1999. Los valerosos exploradores y marineros portugueses comenzaron sus hazañas en las costas de África para seguir mas tarde el camino a Asia. Ya en el 1571 se podía conectar una incipiente vía comercial entre el puerto de Lisboa y la ciudad japonesa de Nagasaki.
La osadía e intrepidez de los marineros portugueses no tenían límites. Al llegar a la India dejaron su influencia no solo en Goa sino hasta en Bombay. Como fruto de esto aun hoy en día es muy nutrida la presencia del Cristianismo en la zona. Parece tan insólito que esta nación pudiera haber abarcado tanto terreno y países, que con razón uno de sus grandes poetas Luis de Camoes lo inmortalizara, en su monumental obra poética Os Lusiades escrito en 1572, donde exalta la gran gesta del insigne marino Vasco de Gama. Los demás países europeos ante estas grandes y majestuosas epopeyas homéricas protagonizadas por Portugal y España, siempre sintieron una gran envidia y hostilidad. Nunca nos perdonaron que introdujéramos la palabra de Cristo en esas lejanas tierras. Mientras escribo este corto artículo hago un sincero homenaje a esta noble nación, escuchando un melancólico fado de Amalia Rodrigues y al mismo tiempo ojeo a Fernando Pessoa. ¿Qué mas puede uno pedir? Boa noite.
One of the most amazing empires that has always fascinated me, apart from that of my own country which is Spain, would be that of the epic and grandiose Empire that was built by a nation as small as Portugal. Well, many tend to minimize the accomplishments of this beautiful country. I believe that one must be filled with pride just to belong to this small country, which had an empire that spanned more than 12 million square kilometers in area. This was simply amazing at the time. The Portuguese Empire was one of the most early in the colonial period of Europe. And it consolidated its power over six long centuries. This began with the capture of the city of Ceuta back in 1415 and ended with the surrender of the colony of Macau to China in 1999. Courageous explorers and Portuguese sailors began their exploits on the shores of Africa to later continue along their routes to Asia. Even way back in 1571 one could trace a nascent trade route connecting the port of Lisbon and the Japanese city of Nagasaki.
The valor and the boldness of the Portuguese sailors knew no limits. Arriving in India they not only left their influence in Goa but even in Bombay. Even today the presence of Christianity in the area is very rich as a result of this. It seems so unusual that this nation could have covered so much ground and set foot upon so many countries, which one of its greatest poets Luis Camoes rightly immortalized in his monumental poetic work Os Lusiades written in 1572, which exalts the great epic odyssey of the famous explorer Vasco da Gama. Upon witnessing this expansion of influence in the great and majestic odysseys of Portugal and Spain, other European countries have always felt a strong sense of envy and hostility. These other countries have never forgiven us for introducing the word of Christ in those distant lands. As I write this short article I pay a sincere tribute to this noble nation, while listening to a melancholic Amalia Rodrigues fado and at the same time flipping through the works of Fernando Pessoa. What more pleasure can one ask for? Boa noite.
Soy, como tú, amigo Agustín, un gran enamorado de Portugal y un gran admirador de su heroica epopeya por tierras y mares de Asia y África. Las veces que estuve en Lisboa, me encontré con gentes que amaban su historia, y sentí una gran envidia, al constatar que eso no ocurre con la inmensa mayoría de los españoles. Nuestros compatriotas, por lo general, desprecian nuestra historia, no la aman, y eso explica muchos comportamientos políticos actuales.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Totalmente de acuerdo Agus, y ambién con Tío Chinto en cuanto a que aman su historia.
ResponderEliminarTambién yo soy un admirador de la epopeya portuguesa, tan poco dada a conocer en España. Bajaron por Africa, sus marinos, hasta el Cuerno de Africa, establecieron bases de aprovisionamiento en Angola, Mozambique y Etiopia ( desconocida en Europa), y de allí por el Oceano Indico fundaron colonias en Japón y China.
ResponderEliminarTambién eran grandes marineros de pesca y aún a mediados del siglo XX, cuando todos los balleneros iban con cañones lanza arpones, los portuguesas lo hacían a la manera medieval con pequeñas lanchas desde las que se acercaban a las ballenas y les ponian las banderillas de los arpones.
Para colmo crearon un imperio en Brasil, con un Pedro I Braganza y Borbón transformando la colonia en Imperio. Aunque fueron los mayores traficantes de ébano del Mundo a pesar de los cañoneros británicos que lo impedian.
La diferencia entre Portugal y España, es que allí no hay una izquierda biliosa y carpertovetónica que se avergüence de su historia, de su pasado histórico, de la conquista y legado colonial y cultural.
ResponderEliminarY aquí sí.
Saludos.
Los portugueses rivalizaron con España para colonizar mundo. Son las dos naciones que llegaron a tener un verdadero imperio colonial. Ni para un país , ni para el otro, se ponía el sol. A la vista está en la cantidad de pueblos que hablan el portugués o el español.
ResponderEliminarUn abrazo
Pois boa noite tamen pra tí, uno que procede de la raya, ahora sin pretender ni asomo de colonialismo alguno, piensa que nunca deberíamos habernos separado los ibéricos pobladores de la península, esto solo nos ocasiono guerras fronterizas e inútiles gastos que aprovecharon otras naciones para crecer a nuestra costa. Nuestros gobernantes, son tan miopes que viven unos de espaldas a otros y pretenden que los demás hagamos lo mismo y miremos a nuestros vecinos por encima del hombro.
ResponderEliminarLos pueblos de la Península Ibérica se caracterizan por lo basta y excelente de su historia. Buena muestra de ello nos traes hoy, Agustín.
ResponderEliminarUn saludo.
De acuerdo con Carlos y sirva de homenaje a nuestros hermanos portugueses. Buen recordatorio Agustín..
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Don Carlos, juntos funcionaríamos mejor y no nos habrían tomado el pelo Ingleses y Franchutes. Fui a Portugal unas cuantas veces y la primera vez me caí de culo. Que hermosura de país y de gentes. Porto fantástica con sus tabernas portuarias y el altisimo y enorme puente. Que vinos y que niñas. Tendríamos que unirnos, seria bueno y bonito para ambos. A ellos creo que su epopeya no les pesa tanto como a nosotros y se siente orgullosos y con toda razón, al igual que deberíamos sentirnos nosotros.
ResponderEliminarSaluditos.