No podía dar crédito a lo que las noticias escupían cada hora. Se trataba de un cruento Golpe de Estado que estaba siendo protagonizado por un denominado colectivo de jóvenes coroneles, que se hacían llamar Los Jóvenes Ibéricos. A través de la red me fui informando de los acontecimientos, que una vez mas ensangrentaban a España. La noticia sacudió mi placentera vida de jubilado en la civilizada y hermosa ciudad de Nelson en New Zealand. ¿Cómo se pudo llegar a esta situación?, me preguntaba, presa de una gran tristeza. La respuesta era simple. Todo empezó en el verano del 2016 cuando el gobierno Autonómico de Catalunya proclamó su independencia del resto de España, ante la pasividad y complicidad del gobierno socialista, que por entonces gobernaba la nación. Lo peor vino al año siguiente en un frio y gélido mes de Febrero del 2017, cuando el País Vasco siguió los mismos pasos que Catalunya proclamándose independiente también. La situación económica era insostenible, al haber España decidido salir de la zona Euro. Las huelgas y altercados era la moneda común en esos días.
La inflación rozaba el 20 por ciento, con el paro superando la terrible cifra de 7 millones de personas. En la política exterior el desastre se consumó cuando las ciudades de Ceuta y Melilla fueron cedidas de forma cobarde al reino de Marrueco. Allí el Ejército acató la nefasta decisión sin alza la voz, púes un año antes se había cambiado el estamento militar. Fue así que en las mentes sanas de un grupo de Coroneles se decidió dar un golpe de timón para salvar un barco que naufragaba, que no era otro que la vieja y noble nación española. El golpe no fue benévolo pues los militares no querían repetir el bochornoso y teatral golpe del teniente coronel Antonio Tejero en 1981. Esta vez no hubo ningún Rey para parar el golpe, púes la Monarquía había sido abolida en un masivo Referéndum en el otoño del 2016, auspiciado por el nuevo gobierno socialista.
El ejército ocupó las principales capitales del país. Los detenidos no llegaron a más de 2,000 personas. Y todos eran sindicalistas y gente que se significaron por su odio a lo que representaba ser español. Los muertos no llegaron a 500. Los Coroneles golpistas fueron apoyados por un potente partido que se llamaban Renovación Ibérica de corte católico y nacionalista. Unas de las medidas más aplaudidas del nuevo gobierno militar fue la expulsión de cientos de miles de emigrantes indocumentados; también la entrada en prisión de los mandos políticos y policiales causantes del encubrir el atentado del 11 de Marzo 2004. Por supuesto se implantó la pena de muerte. En pocas palabras en España comenzaba a amanecer en el caluroso verano del 2017.
I could not believe the news that was being dispersed through the media every hour. There has been a bloody coup that was being carried out by a group of young colonels who were assumed the moniker The Young Iberians. I began to find more information of the events, which had once more covered the nation of Spain with blood. The news shook me and affected my pleasant retired life in the civilized and beautiful city of Nelson in New Zealand. How could this have gotten this bad?, I wondered, with great sadness. The answer was simple. It all started in the summer of 2016 when the Catalonia autonomous Government proclaimed its independence from the rest of Spain, accompanied by the inaction and complicity of the Socialist Government, which then ruled the nation. The worst came the following year, in the cold and inhospitable month of February in 2017, when the Basque country followed in the footsteps of Catalonia, proclaiming itself independent. The economic situation was unsustainable, with Spain having decided to leave the Euro zone. Strikes and riots were the norm in those days.
Inflation was 20 percent, with unemployment surpassing the terrible figure of 7 million people. In relation the country´s foreign policy, disaster was consummated when the cities of Ceuta and Melilla were ceded to the Kingdom of Morocco in the most cowardly manner. There the army complied with the ill-fated decision of the government without raising a voice, as a year ago the structure of the military hierarchy had already changed. It was then that the group of colonels decided to take things into their own hands so that they could save the sinking ship, which was none other than the old and noble Spanish nation. The coup was not benevolent because the military did not want to repeat the embarrassing and theatrical coup initiated by the Lieutenant Colonel Antonio Tejero in 1981. This time there was no King to stop the coup, since the monarchy had been abolished in a massive referendum in the fall of 2016, supported by the new Socialist Government.
The army occupied the major capitals of the country. The detainees were estimated at not more than 2,000 people. And all of them were trade unionists and people who had always felt hatred for what it means to be Spanish. The casualties totaled less than 500. The colonels’ coup were supported by a powerful party called the Iberian Renaissance, comprised of Catholic and nationalist factions. Some of the most applauded moves of the new military Government was the expulsion of hundreds of thousands of illegal migrants; the politicians and police commanders found guilty of covering up the attack of 11 March 2004 were all sent to prison. The death sentence was also reinstated. In short, Spain began to see the dawn during the hot summer of 2017.
Por favor te lo pido, más socialistas en el gobierno no, ni siquiera en la ficción. Que no lo será tanto, pues aquí hoy poca gente cree ya en este estado tan mamón.
ResponderEliminarDON AGUSTÍN
ResponderEliminarEsa ficción que planteas puede estar a punto de realizarse si los Peperos siguen un rumbo bailón y contemplativo, cofraternizando con nacionalistas vascos y catalanes, y pierda en el 2016 la elecciones.
Entonces sí que podría ser realidad lo que relatas.
Los actuales membrillos no aprenden a pesar del golpe de Estado que les metieron en el 11-M.
Pienso como Javier, de seguir así las cosas, pudiera suceder. Y es que, al final, muchos se plantean que para vivir sin democracia más vale que mande uno solo pero que ponga orden y meta a los mangantes y vagos en el trullo.
ResponderEliminarLos pueblos que no aprenden de su historia están condenados a repetirla.
Ufff, espero que no llegue algo así, sería lo menos deseable en un país que ya tiene bastantes problemas. Además, no tengo ganas de que movilizen, que estoy muy agustito en mi casa.
ResponderEliminarUn saludazo.
Tengo un geriátrico muy cerca de mi casa, muchas veces coincido con algunos ancianos en un bar cercano, me gusta escucharles y ellos lo agradecen porque muchos de ellos están totalmente solos en esta vida.
ResponderEliminarLa mayoría de ellos me dicen que la situación de España se acerca a pasos agigantados a la de los años inmediatamente anteriores a la guerra civil.
Espero y deseo que estén equivocados por el bien de todos.
Saludos.
No llegará sangre al río
ResponderEliminarSeguiremos en Europa
Con demasiados membrillos
Soportaremos las hordas
Y reinará Felipillo
Si España no se apoca.
Es una ficción, pero hostia Agustín, podías haberla puesto un poco mas lejos de 2016. Para esa fecha no estoy aún jubilado y no puedo irme a hacerte compañía a la antípoda.
ResponderEliminarSaluditos.
Como dice Carlos, hay muchos que vivieron los prolegómenos de nuestra contienda, que encuentran muchas semejanzas en la situación económica de aquel momento.
ResponderEliminarAfortunadamente, la situación política no tiene nada que ver con la de los años 30.
Yo lo que si veo sin ninguna duda, es el paralelismo con la Gran Depresión del 29 y todo lo que ello supuso.