jueves, 19 de septiembre de 2019

LA SUERTE DE MORIR EN PAZ




Todos sabemos que tarde o temprano, dejaremos este valle de lágrimas que es la vida terrenal.  Por supuesto la señora de la guadaña no tiene nada de prisa, ella sabe que su objetivo lo tiene asegurado.  Aunque en ese crítico momento del que ninguno podemos escapar, todos desearíamos que fuera lo más  parecido a un benigno sueno, del que desafortunadamente no despertaremos.  Pero hasta en ese fatídico instante, tanto la fortuna como la desdicha tienen la última palabra.  ¿Cuántas personas mueren con el horror y la angustia en sus caras?  Otros mueren en la más sórdida soledad, sin una caricia ni unas palabras de alivio.  ¿Cuántos mueren en ridículas guerras, por una bandera, una dogmatica religión o un intolerante dogma político?

En pocas palabras, hasta para morir con algo de paz y serenidad, se necesita algo de buena fortuna, o la bondad del Karma.  Claro que La Parca no entiende ni de metafísicas ni otras sutilezas, pues no distingue si uno fue bueno o malvado.  Es por eso que muchas personas recurren al suicidio placentero, abriéndose las venas dentro de una bañera, como hizo el gran Seneca.  Ésa es la simple manera de decir adiós a esta ficción llamada vida, digo yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario