El descubrimiento y la posterior colonización de América por parte del naciente imperio español no estuvo exenta desde luego de su lado más oscuro y negativo. Éste capitulo debería a veces avergonzarnos, pues tuvo como escenario el trafico de seres humanos. En una palabra la abyecta esclavitud al servicio de unos intereses bastardos. La mentalidad de los conquistadores españoles no admitía el trabajo manual, púes pensaban que el largo viaje y las múltiples penalidades pasadas deberían servir para abandonar una vida de completa pobreza, y vivir al modo de los señores de tradición feudal. Pronto se vio que la mano de obra indígena resultaba más que insuficiente, por cuanto los indios no estaban acostumbrado al trabajo bajo las condiciones que los nuevos conquistadores requerían. Además la alta mortandad, producto de la conquista y las consecuentes enfermedades que eran nueva para ellos, hacía que la mano de obra india resultase escasa. Es por ello que se pensó en traer esclavos de África. Los primeros esclavos negros integraron el sequito de los conquistadores. Eran negros cristianizados que hablaban el castellano, y que hasta podían haber nacido en España, posiblemente hijos de otros esclavos.
Con todos fueron cientos de miles los que llegaron procedente de África. Estos esclavos negros lograban de manera fácil aclimatarse a las regiones de clima templado, además tenían fama de ser bastante dóciles, serviles y muy corpulentos. Como consecuencia de la presión de la Iglesia y la Corona, a la explotación de los indígenas a quienes se les consideraban como súbditos que deberían ser cristianizados, hizo que los intereses económicos de los conquistadores se fijasen en la población africana, que desde tiempo atrás venían siendo cantera de mano de obra esclava. El comercio esclavista que en América comenzaría a poco de su descubrimiento era una practica habitual llevada a cabo desde varios siglos antes por comerciantes europeos, fundamentalmente por genoveses establecido en Sevilla, con el Emperador Carlos I. Se enriquecieron flamencos, alemanés, portugueses y holandeses mediante un suculento contrato con la Corona, que era la que fijaba la cantidad y el precio de tal vil negocio. Los esclavos negros procedían del Senegal y Angola. Los grandes puertos a los que llegaban los barcos, cargado con estas desdichadas criaturas eran en Veracruz en México y en Cartagena de India en Colombia. Allí se distribuían al resto del Continente Americano. Por su parte, los puertos de origen de tal repugnante negocio eran en Sevilla, Lisboa y Canaria. Para adquirir esclavos en Africa, se usaban dos procedimientos, o se le capturaba directamente, o bien se adquiría a un jefe de algunas tribus, quiénes vendían a prisioneros de guerra o personas que habían contraído la esclavitud por deuda. Por este motivo los negros solían fomentar la guerra entre distintas tribus o pueblos. Éstas guerras tribales favorecieron el floreciente negocio de la venta de esclavo, y hizo posible que la expansión española fuera imparable y de lo más lucrativa.
Luces y sombras, como no podía ser menos, de la colonización de América.
ResponderEliminarUn cordial saludo, amigo Agustín.
Opino como Tio Chinto, luces y sombras.
ResponderEliminarLa esclavitud y el tráfico de esclavos aún existe, por Mauritania los pasan continuamente y casi no se denuncia. En realidad, la naturaleza humana nunca cambia.
Hace siglos que la esclavitud existe,...se transforma, se cambia de formas, y de sentido, que se lo pregunten a grandes ricos con empresas grandes explotando a niños en países tercermundista...un ejemplo de tantos Zara, Microsof...
ResponderEliminarun enlace de otro modo de esclavitud del siglo XXI:
http://www.elconfidencial.com/espana/2012/03/23/trabajo-esclavo-en-la-india-tres-empresas-espanolas-estan-incluidas-en-la-lista-negra-94749/
Saludos cordiales Agustín.
Una época dura donde se negaba a pesar del evangelio que todos los seres humanos son hijos de Dios. Una cosa es la explotación, todos nos explotamos unos a otros de una forma o de otra y otra muy distinta la esclavitud, esto se sigue produciendo en el África y en mundo musulmán sin que la ONU diga ni media palabra. También en otras culturas asiáticas.
ResponderEliminarSaluditos.
De esos negocios no podremos estar nunca orgullosos los compasivos occidentales.
ResponderEliminarLos países como las personas, tienen su lado más brillante como su aspecto externo más oscuro, aunque ya se sabe que aquí el que no se consuela es porque no quiere.
ResponderEliminarComparada con la esclavitud portuguesa o inglesa podemos hasta felicitarnos porque siempre estuvimos a la vanguardia de la contra.
Saludos.