En cualquier situación de la vida, sobre todo cuando lo que impera es el fanatismo y la intolerancia, siempre habrá un hombre bueno que con su conciencia y bondad luchará para que la verdad resplandesca. Este es el caso de Israel Shahak que como un moderno Quijote luchó durante toda su vida contra las mentiras y crímenes de su propia patria. Esta admirable persona estuvo junto su familia en un campo de concentración nazi cuando sólo tenía once años. Él sabía por experiencia propia lo que es ser perseguido por ser judío. Por esas vicisitudes que pasó durante su vida, sus críticas a lo que su país hace a los palestinos y a los propios judíos le confiere una fuerza moral para decir verdades que su conciencia no le permitiría callar. Les recomiendo encarecidamente leer su gran libro, "El peso de 3000 años de historia".

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