MATERIA Y POLVO CÓSMICO

¡Qué complicado es de analizar lo que ocurre después de morir, y  lo que de verdad hay detrás de ese estado!  En mi caso lo más cercano que me he encontrado con la señora de la guadaña, fue las tres horas de anestesia total, antes de mi operación de cáncer de pulmón.  Dicen que nadie ha vuelto de la muerte, para contarnos qué es aquel lugar.  Sin embargo a través de Dante uno puede percibir lo que es el infierno.  Todas son teorías o conversaciones bizantinas sobre lo que pasa después de morir.  En mi extravagante opinión, creo que cuando dejamos este mundo terrenal, una de las posibilidades más lógica, sería volver al útero de la madre naturaleza.  También no seria extraño que nos convirtiéramos en una de tantas miles de millones de estrellas que pueblan el Cosmos.  Pues al ser la materia algo poderosa, eterna y sin principio ni fin, es razonable estar allí girando, produciendo energía.  No debemos olvidar que nuestro cuerpo material está formado por polvo cósmico, ese polvo que circula en el espacio, desde miles de millones de años atrás.

Un ejemplo de lo material que somos es el hierro que corre por nuestras arterias, el fosforo o el calcio que fortalecen nuestros huesos, o el carbono y el oxigeno, todo es una composición de ese maravilloso polvo cósmico.  Luego no tiene uno que apurarse por lo que ocurre después de morir.  Yo me consideraría dichoso con compartir mis cenizas con otras estrellas allá en el Universo.  Les dejo con esta hermosa reflexión de Walt Whitman:

Hoy antes del alba subí a la colina, miré a los cielos apretados de luminarias, y le dije a mi espiritu, cuando conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas que contienen, ¿estaremos ya tranquilo y satisfechos?, y mi espíritu me dijo, “No, ganaremos esas alturas solo para continuar adelante.”