Siempre
he creido, que los seres humanos somos totalmente responsables de nuestras acciones.
Púes como somos seres racionales, dotados con un alma y un sentido de la espiritualidad,
sabemos distinguir cuando hacemos el bien o el mal. Se nos concedió el don del
libre alberdrio, eso significa que no tenemos razón moral para responsabilizar
a ningún Dios o entidad divina de nuestras decisiones. Pero es más cómodo decir
que nuestro destino ya estaba predestinado al nacer. Con esa cínica excusa la
inmensa mayoría del género humano hace daños de forma cruel, pensando que
nacieron con esa nefasta herencia otorgada por Dios. Púes, no señores mios, si
usted es un malvado, pregúntese si alguien le puso una pistola en la sien, para
cometer sus abominaciones. Cuando hacemos un acto de bondad hacia el prójimo,
algo maravilloso llena nuestra alma. Es una satisfacción como contemplar una
puesta de sol con la persona que ama y respeta. Sin embargo, esa misma persona,
armado con una pistola, y lleno de misantropía, asesinará y robara por una dosis
de heroína. Luego cada uno era libre de utilizar su libre alberdrio, digo yo.
Sin duda es hora de asumir nuestros errores, y dejar de hacer la víctima. Pues
haciendo el mal con conciencia, eres después de todo tu propio verdugo.