Están ocurriendo en la hermosa patria del insigne poeta
nicaragüense Rubén Dario, unas crueles matanzas contra la indefensa población civil.
Con una total impunidad, bandas de chacales que obedecen las siniestras ordenes
del nuevo Dictador de Nicaragua, que es Daniel Ortega y la fanática de su mujer,
golpean y asesinan a profesores, estudiantes, médicos y a cualquiera que se atreva
a salir a las calles, de pueblos y ciudades, a protestar contra la carestía de
la vida, y los abusivos precios de los alimentos más básicos. En estos últimos
tres meses, los sanguinarios chacales han asesinado a más de 400 inocentes ciudadanos.
Tanto Daniel Ortega como la arpía de su detestable mujer, representan el
Comunismo más cruel y primitivo, que aún perdura en América Central. Me
pregunto, ¿qué pensará un valiente y honesto nicaragüense como lo fue Cesar
Augusto Sandino, de estas alimañas que masacran a sus propios hermanos?
Es una vergüenza que en España, ni los socialistas y
mucho menos Podemos hayan alzado sus voces para condenar estas atrocidades.
Aunque para mí, el que se lleva la infamia total, es el Papa que no ha dicho ni
pio sobre estas masacres. Claro que para nadie es un secreto del pie que cojea
el representante de Cristo en la tierra. En fin este Daniel Ortega lleva camino
decolvertirse en un nuevo Anastasio Somoza, digo yo.