Repitiendo el guion del atentado ocurrido en Niza, con un
camión que ocasionó 90 muertos entre peatones inocentes, la macabra historia se
repite de nuevo en Berlin, con un balance provisional de 12 muertos y decenas
de heridos. Como siempre, el causante de
esta matanza es un refugiado de Pakistán o Afganistán, ¿qué casualidad no? Una vez más los pobrecitos refugiados
agradecen la caritativa mano que se le tiende con estos actos merecedores de
una condena total. Qué gran error político
cometió la canciller Ángela Merkel, abriendo las puertas a millares de personas
que estarían mejor, en sus pueblos y rezando en sus mezquitas, digo yo.
Para que el día tuviera un final apoteósico, un policía
de Turquía, mató de varios disparos al embajador de Rusia en Ankara, ¿otra
casualidad no? Por supuesto estos
sucesos dejaran de ser noticias en unos días. Lo importante es pasar las Navidades, y
esperar que nos toque la Lotería de Navidad. Lo dicho, un sueño prolongado el de Europa, que
cada día se está convirtiendo en una pesadilla.