Aunque no soy la persona más adecuada para analizar la música de Bach, debido a que soy un neófito en la materia, debo de admitir que cuando escucho La Pasión Según San Mateo, todos los demonios que habitan en mí ser desaparecen como por arte de magia. Es entonces en esos gratificantes momentos cuando recobro algo de mi espiritualidad perdida. Y claro eso me retrotrae a mi época de adolecente, cuando mi estancia en el seminario se alimentaba con la música sacra de Bach. Mas ahora con el transcurrir de los años, cuando la ilusión y el idealismo se han alejado de ti, es como un bálsamo volver a oír esta pieza mítica otra vez. Por supuesto no me hace caer del caballo como el apóstol Pablo, ni recobro la luz.
Mas te da algo de consuelo dentro de tu oscuridad, y eso te reconforta. A veces creo que la la música sacra en general, es una de las pocas cosas por la que aun sigo en esta lucha entre yo y mi religiosidad. Creo que en la música de Bach, se ensambla sabiduría y fe al mismo tiempo. Solamente al poder oír su música, nos tendríamos que sentir agradecidos de haber nacido como humanos. Sin esta condición nunca hubiéramos sabido ni comprendido la esencia de esta maravilla que es su música. Lo bueno de Bach es que tú no necesitas ser un entendido. La armonía de sus piezas hacen el milagro, y sus movimientos te llevan a esa serenidad que creía olvidada.
Dejen a un lado sus luchas intestinas que le impone su vida diaria. Prueben a sumergirse en la vitalista música de Bach. Será el mejor regalo que se haga a sí mismo. Malgastamos la mitad de nuestro tiempo tomando partido por absurdas ideologías, o por fútiles y miserables líderes políticos encerrados en sus torres de marfil. Relájese y tome algo de sosiego, gaste unos minutos y escuchen algo de Bach con alma y corazón. Después, todo lo demás serán menudencias. El legado de Bach sigue incólume después de 300 años. Y si aun quedan vestigio de civilización así será por otros 300 años más. El organista Richard Ingrans sostiene que Bach es Dios, o que el genio de su música es la clara evidencia que debe existir un Dios. Perdonen mi atrevimiento con este articulo, es que siempre me siento positivo después de oír a Bach.
Although I am not the most suitable person to analyze the music of Bach, because I am a neophyte in this matter, I must admit that when I listen to the Passion of St Matthew, all the demons that reside within me seem to disappear like magic. It is during those rewarding moments when I regain some of my lost spirituality. This brings me back to the time of my adolescence, when my stay in the seminary was filled with the sacred music of Bach. But now with passing of the years, when the illusion and the idealism have deserted you, it is extremely soothing to listen to this mythical piece again. Of course this does not necessarily make me fall off the horse like the apostle Paul, nor have I regained the light.
But it does give me consolation during dark moments, and that comforts me. Sometimes I believe that sacred music in general, is one of the few things that still make me struggle between me myself and my spirituality. I believe that in the music of Bach, one perceives wisdom and faith at the same time. Just to be able to listen to this music makes we feel thankful for having been born humans. Without this condition we would never have known nor understood the essence of this wonder that is in the music. The good thing about Bach is that you do not need any understanding of classical music. The harmony of his works creates miracles, and the various movements transport you to a serenity that one has long since forgotten.
Leave aside your internal fights imposed by life itself. Try to submerge yourself in the vital music of Bach. It would be the best gift that you can give to yourself. We squander half of our time with absurd ideologies, or with futile and miserable political leaders locked in their ivory towers. Relax yourself and take in the calmness; spend time to listen to Bach with soul and heart. Everything else will be trivial. The legacy of Bach carries on after 300 years. And if there are still traces of civilization 300 years on, the legacy will live on. The organ maestro Richard Ingrans maintains that Bach is God, or that the genius of his music is evidence that there must be a God. Pardon my audacity with this article; it is just that I always feel positive after listening to Bach.