Los últimos
acontecimientos que se están produciendo en La Republica de Mali, y el
posterior ataque a la planta de gas en Amena en Argelia nos indica sin ninguna
duda que que la destrucción del régimen del coronel Gaddafi en Libia fue un
enorme error que se veía venir. Uno de
los culpables directo de este maldito embrollo es la siempre arrogante y
colonialista nación francesa. Ellos
ampararon los movimientos salafistas, que sirvieron para derrocar al legitimo
gobierno libio. Otros países europeos
secundaron el despreciable plan con el beneplácito de USA. Es ahora al cabo de dos años de aquella
sangrienta aventura, que los países europeos se rajan las vestiduras los muy
canallas ante el avance imparable del fundamentalismo islámico en Mali. Pero fueron ellos los que dieron dinero y
armamento a los fanáticos islamistas que asesinaron a Gaddafi. Fueron ellos los que con una absoluta
impunidad bombardeaban las ciudades libias.
Ahora
como si de un bumerán se tratara, tienen que acudir como un bombero enloquecido
a apagar el fuego, que ellos mismo ayudaron a propagar. ¿Qué está pasando? Pues, da la impresión que no contento con el botín
petrolífero obtenido en Libia, ahora van por las reservas de Uranio, Petroleo, Coltan
y Diamante de Mali, así de claro. Lo que no contaban estos codiciosos
colonialistas franceses, es que el auge Yihadista se robusteció en Mali, con la
llegada de miles de Tuareg que habían servido a las ordenes de Gaddafi. Ya ven, en este caso se da la paradoja que el
enemigo a batir son islamistas. ¿Tiene
gracia, no? El coronel Gaddafi dijo una
vez que la caída de su regimen provocaría el caos, y abriría las puertas a los
yihadistas, algo que se está cumpliendo ahora en Mali, Libia y en Siria dentro
de muy poco. Eso sí, a usted y a mí nos
dirán una vez mas que se trata de llevar la Democracia y la Paz a Mali. ¿Le suena la letra?